Alinéate y sal del drama

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Hemos sido tan bien adoctrinados por Hollywood y las novelas, que hemos llevado el drama a nuestra vida diaria. Estamos tan acostumbrados a etiquetar cada circunstancia que vivimos como “problema” que ya nos acostumbramos a vivir de crisis en crisis. No nos damos cuenta porque ya lo hemos normalizado. Televisa y Netflix se quedan cortos ante tanto drama que hay en nuestras propias vidas.

No nos hemos percatado que nos convertimos en puros seres emocionales, arrastrados y controlados por nuestras emociones en lugar de nosotros tener control de ellas. Dejamos de conectar con la verdadera esencia de nuestro ser y hemos permitido que este casco periférico (nuestra mente) nos domine y nos dirija.

Nos hemos creído el cuento de “pienso, luego existo”, quitándole valor a lo que realmente soy en mi interior. A lo que ya es, mucho más allá del pensamiento. Ciertamente nuestros pensamientos construyen la vida que vivimos, pero si te conectas a lo correcto, vivirías la vida correcta que fue diseñada para ti.

Efesios 2:6, en la Biblia versión moderna (1929), nos dice: y nos levantó juntamente con él, y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales en Cristo Jesús. El levantar o resucitar implica un nuevo estado de conciencia la cual no corresponde a este plano terrenal, corresponde a los lugares celestiales, de donde proviene nuestro espíritu, nuestra verdadera esencia. Fue en este lugar donde fuimos creados desde el principio porque somos imagen y semejanza y Dios no es un dios terrenal, él es espíritu. Allí, en ese lugar también fueron creadas nuestras emociones. Significa que nuestras emociones no nos fueron dadas para ser controladas por esta humanidad que nos agobia y nos derrumba. Nos fueron dadas para alinearnos a un plano superior, a un lugar elevado de donde proviene el dominio y el control que debe prevalecer en nuestra vida siempre. Sin embargo, en medio de cualquier conflicto o circunstancia que estemos viviendo, quien se apodera es nuestro ego y toma dominio de nuestras emociones que nos hunden y nos arrastran a la pena y al dolor. Es por eso por lo que vivimos en un eterno drama sin darnos cuenta del ciclo al que hemos accedido.

Hoy te invito a que puedas buscar y encontrar el alineamiento. Pero eso, amigo lector, se trata de una cuestión de conciencia. De que puedas entender quién realmente eres.  No tenemos que esperar morirnos para ser seres espirituales, ya lo somos: ¿cuánto lo entendemos? No estás limitado a ser piel, huesos y cerebro, eres un ser espiritual viviendo una experiencia humana. Por tanto, quien debe mantener el control es tu espíritu y no tu carne (tu humanidad). Nuestra humanidad siempre va a enfocarse en las circunstancias, en el dolor, en el problema. Nuestro espíritu se va a posicionar y enfocar en lo eterno y te va a sacar de ahí. Pero al final se trata de tu decisión. Eres tú quien decide a quien le entrega el control.

No eres una victima de las circunstancias, te dieron el poder de escoger. De escoger tus acciones y reacciones, de salir o de permanecer, de tomarlo o dejarlo, de construir o de destruir, de hablar o de callar. Ese poder es tuyo y de nadie más. Tu decides si lo usas en tu beneficio o en tu contra. Porque aun, no tomar una decisión es una decisión. Decidiste no hacer nada y dejar que las circunstancias te hagan parecer la víctima.

Es tiempo de usar tu poder y de salir del drama de la vida encontrando el alineamiento entre tu ser superior (tu espíritu) y tu humanidad. Permite que ese ser que está sentado en los lugares celestiales se alinee con este ser que está en este plano terrenal y te enseñe a tomar el control de todo para nunca más ser arrastrado por el drama de la pena, el dolor y el conflicto. ¡Desalineado, nunca más!

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