Con el mismo gozo

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En medio del tiempo profético que nos encontramos, es imposible no escuchar el llamado de Dios sobre los hijos. Hace algún tiempo escuché al Señor decirme la palabra: “indetenible”. Ahora entiendo que lo que Dios tiene en su agenda y en sus propósitos, nada ni nadie lo va a detener.

Llega a mi mente una porción de la palabra en Lucas 9: 57-62: 57 Iban por el camino cuando alguien le dijo: —Te seguiré a dondequiera que vayas. 58 —Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.59 A otro le dijo: —Sígueme. —Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60 —Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le replicó Jesús. 61 Otro afirmó: —Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia.62 Jesús le respondió: —Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.

Jesús vino a la tierra con un propósito determinado, el mismo que tuvo desde el principio de la creación, establecer su reino en la tierra. Y su perfecto plan incluye al hombre. Dios siempre ha querido que el hombre se vea como el embajador de su reino aquí en la tierra. Y Dios le dio al hombre el privilegio de la provisión de todo, creo la tierra y todos sus recursos y los puso a nuestra disposición. Nos permitió hacer una familia, tener una profesión, entre muchas otras cosas, pero antes de eso, nos predestino y nos llamó desde la eternidad. Jesus hizo la invitación: Sígueme, y cada uno de nosotros, al igual que estos hombres de la historia bíblica, le pusimos una excusa.

Pero hoy Jesús está levantando una generación de valientes que lo quieran seguir, aquellos que están escuchando la voz clara de su llamado. Aquellos que estén dispuestos a dejar todo  atrás porque saben que el llamado es mayor y no espera. Los planes de Dios no se van a detener, es nuestro privilegio ser usados en su propósito. Para cada pretexto de aquellos hombres, Jesús tuvo una respuesta. Su agenda está corriendo, avanzando. Y hoy Jesús te está diciendo: no es tiempo de buscar tu acomodo y tus planes, toma los míos y sígueme,  en lo que no puedes cambiar, no te sigas desgastando, sígueme y establece mi reino, ya le diste mucho tiempo a lo que te di para disfrutar, es el tiempo para mi reino y mis propósitos.

Jesús no le puso excusas a su padre, aun de camino a la cruz, no miró sus circunstancias, sino que con el gozo puesto por delante de Él, sufrió la cruz. Quizá puedas pensar: ¿Cuál gozo podrá tener tal sufrimiento? Pues el gozo de saber que había cumplido la voluntad de su Padre y había consumado la obra que le fue encomendada. Que hoy tú puedas tener el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, que no encontró cosa a que aferrarse que le detuviera de cumplir su asignación. Que el gozo de seguirle y cumplir su propósito también sea suficiente para ti. Bendiciones.

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