De acuerdo a la pecera

0

Es sabido que muchos peces desarrollan su tamaño de acuerdo con el lugar donde estén. Muchos de ellos tienen la capacidad de desarrollar gran tamaño, pero lamentablemente viven en peceras y esto no les permite desarrollar toda la capacidad que serían capaces de alcanzar si crecieran en un lago, en un estanque de mayor tamaño y profundidad o incluso en el océano.

Así pasa con nosotros, los seres humanos.  Nuestro espíritu es infinito, no tiene límites para crecer, pero no nos hemos dado cuenta de que estamos tratando de crecer en una pecera y no hay manera que podamos lograr un crecimiento y desarrollo de nuestro espíritu en un espacio tan limitado.

De igual forma queremos hacer con nuestro Padre celestial. Un Dios tan grande e infinito lo hemos intentado meter en nuestros propios preceptos y formas. Hemos humanizado a nuestro Dios en lugar de entendernos y vernos a nosotros mismos como lo que realmente somos, seres divinos. Nos enseñaron a ver a Dios como uno más de nosotros. Un dios berrinchudo, que siempre está enojado, pendiente de nuestras fallas con las que generalmente lo ofendemos. Hemos interpretado lo que hemos entendido que es su palabra(la Biblia) como nos ha dado la gana. Hemos creado religiones y doctrinas de hombres sacando textos fuera de contexto para formar pretextos y formulas de como nosotros mismos, los humanos, entendemos que los demás deben actuar y comportarse, tratando así de definir y darle forma a lo que nosotros entendemos que es pecado y mantener un dedo siempre levantado en contra de nuestro prójimo para señalarle y/o juzgarle de acuerdo a esos preceptos. Hemos limitado a Dios meramente a lo que interpretamos de la Biblia aún cuando nosotros mismos recitamos el famoso versículo: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman – 1 Corintios 2:9

Hemos recibido como buena y hemos aprobado la interpretación de alguien más acerca de la palabra y hemos decidido no escuchar nuestro propio espíritu que grita en nuestro interior, que nos hace preguntas para las que no tenemos respuestas, que provoca en nosotros insatisfacción tratando de logar en nosotros algún movimiento de búsqueda, pero no lo escuchamos. Preferimos acallar esa voz tratando de darle explicaciones que ya no nos satisfacen y he hemos demonizado cualquier otra respuesta que pudiera ser la verdadera para nuestra sed de búsqueda. No nos hemos percatado que esa ansiedad dentro de nosotros, que esa dolencia en mi ser, que ese malestar que parece no tener explicación proviene de un anhelo en nuestro espíritu por algo que aún no ha recibido para poder ser expandido, lo cual es su verdadera naturaleza. Ni siquiera hemos entendido en ninguna manera lo que es realmente ser un ser espiritual como nuestro Padre y Creador lo es.

Somos los peces de alguna pecera con anhelo de brincar a la inmensidad del mar que nos permita crecer y expandirnos y más aún, poder ser nosotros mismos sin tantas limitaciones, dogmas y doctrinas que otros inventaron y ahora tratan de imponer como una única verdad para todo el mundo.

Tu espíritu quiere relacionarse con su Creador fuera de toda limitación. Te toca a ti, amigo lector, realmente evaluar si te encuentras en una pecera, en una piscina, en un estanque, en un rio, en un lago o realmente estás disfrutando de la bastedad del inmenso e infinito océano que tiene para ti tu Creador.

Sal de la pecera en la que te enseñaron que eso era lo único por conocer y te han limitado a conocer al Padre a través de un cristal que otro escogió para ti. Es tiempo de crecer y expandirte, sin temores ni prejuicios. Permítete realmente conocer y vivir las cosas que ojo no vio ni oído oyó para que puedas experimentar la libertad y el verdadero amor de tu Creador. El te hizo sin límites, no te los pongas tú.

Related Posts

Leave a Reply

My New Stories