Es glorioso saber que Dios nos ama tanto y que, como dice la palabra en Efesios 1:3, “nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Cuando pensamos en toda bendición, quizá viene a nuestra mente toda la provisión, todos los recursos que necesitamos, entre otras cosas. Ciertamente, somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y definitivamente, Dios conoce todo lo que necesitamos dentro de ella y preparó la tierra, poniéndolo todo accesible y disponible para que lo tuviéramos. No hay nada que tengamos que pedir, pues ya Él lo hizo todo.
Sabiendo que somos seres espirituales, no debe haber nada que anhelemos más que lo espiritual. Dentro de nuestra experiencia humana, hemos sido tan absorbidos por lo humano, por nuestros sentidos, por nuestras necesidades humanas, que olvidamos que la palabra nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” – Mateo 6:33
Pero estoy convencida que en este tiempo ha habido un despertar, un llamado muy profundo en el espíritu de muchos. Estoy creyendo que se está levantando una generación de jóvenes, hombres y mujeres que saben que estamos viviendo en tiempos proféticos y que están anhelantes de todo lo que la dimensión espiritual está trayendo para este tiempo.
Si eres uno de ellos, te felicito, no dejes que nada te desenfoque, anhela cada día lo nuevo, lo sorprendente, lo inexplicable, lo sobrenatural. Deja que cada día muera más y más la humanidad que nos limita y que fluya cada vez con más fuerza el hambre por lo eterno.
Si no eres uno de ellos, hoy te invito a que lo desees, a que sueltes la ansiedad, los temores, las preocupaciones humanas que tanto nos cargan y que tanto limitan el mover de Dios en nuestras vidas. Es tiempo de más de Dios para sus hijos, Él quiere dárnoslo, pero quiere que tú lo quieras. No te limites a lo humano, deja que la eternidad te invada hoy. Bendiciones
