Desde mi tanque emocional- ¿Insatisfecho yo?

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En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, 28 “puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos”. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: “De él somos descendientes”.

Hechos 17:27-28

La insatisfacción del ser humano es un tema de todos los tiempos y todas las edades. No importa en que época te encuentras ni qué edad tienes, siempre hay algo en lo que te sientes insatisfecho. Como dice un refrán: “El pasto siempre es más verde en el patio del vecino”.  Los niños quieren ser adultos, los estudiantes ya quieren trabajar, los solteros quieren casarse, las rubias quieren ser morenas y las morenas quieren ser rubias, en fin, nunca es suficiente con lo que tenemos, siempre habrá algo que nos falta.

Dada nuestra formación emocional, continuamente vivimos respondiendo a las presiones externas: ¿No terminaste de estudiar? ¿Cuándo te vas a casar? ¿Tantos años y no has tenido hijos? ¿Pero ya tienes casa propia? ¿Nunca has ido a tal lugar? ¿No has probado esta o esta otra experiencia? Y preguntas como estas hacen que nuestra vida siempre esté en la línea de la “no satisfacción” porque siempre habrá algo que no habremos hecho o logrado de acuerdo con los estándares o criterios de la sociedad.

El error es tratar de construirnos de afuera hacia adentro y no de adentro hacia afuera, como debería ser. Entonces ponemos demanda sobre demanda y una cosa nos lleva a parecer que necesitamos la otra. Y “sentimos” (solo es un sentimiento) que nos vamos completando en la medida que alcanzamos las demandas que hemos recibido como correctas para sentirnos realizados – esto se conoce como la satisfacción de nuestro ego.

La demanda del ego me mantiene continuamente manteniendo un enfoque hacia el futuro: “Cuando sea adulto”, “cuando me gradúe”, “cuando tenga una pareja o me case”, “cuando tenga más dinero”, “cuando tenga hijos”, “cuando me mude de casa de mis padres y me independice”, entre muchas otras cosas que anhelamos lograr. Y es precisamente ese mirar de continuo hacia lo que me falta por tener o alcanzar, que no puedo valorar lo que ya tengo y he alcanzado. El ego, al tener la necesidad de satisfacción continua, no te permite ser agradecido en ninguna manera con lo que tienes y te hace sentir que la vida siempre te debe. A través de esto, tu felicidad y satisfacción siempre van a estar postergadas hacia un futuro. En ninguna manera, mirando de continuo hacia el futuro, puedo disfrutar mi hoy. Y la ansiedad nace del exceso de futuro.

La realidad es que necesitamos poder mirar hacia adentro, como he mencionado anteriormente, si hay que comenzar a trabajar con algo, está dentro de mi y no afuera. Lo que necesitamos para ser felices y estar satisfechos, ya lo tenemos, pero no lo hemos podido ver. Dios nos hizo como seres completos. Quiero compartirte esta porción de la palabra y pido al Espíritu Santo que puedas ver la riqueza que pude ver a través de ella – Colosenses 2:8-10 dice: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, Y NO SEGÚN CRISTO.Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,10 Y VOSOTROS ESTÁIS COMPLETOS EN ÉL, que es la cabeza de todo principado y potestad.

La riqueza que anhelamos para sentirnos completos, solo podemos encontrarla a través de Él. Es él quien puede llevarnos a la plenitud porque fue él quien la creó para nosotros. Lo externo siempre pondrá sobre nosotros una demanda que jamás podremos satisfacer, no importa cuanto nos esforcemos. Por eso Jesús hizo una invitación tan clara para aliviar nuestras almas: “Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma”. Mateo 11:29. Su palabra fue clara, solo de él podemos aprender, es a través de la humildad y la sencillez que se consigue el descanso.

Lograr satisfacción es descanso, soltar el afán que provoca en nosotros la demanda externa, es descanso. La única manera en que encontraremos ser satisfechos no importa cuanta demanda haya desde nuestro exterior, es saber que todo lo tenemos en él, porque quien se une a Cristo, un espíritu es con él (1 Corintios 6:17), por eso nuestras almas pueden ser aliviadas y estar agradecidas, porque solo en él encontramos el descanso y la plenitud. Que su gracia y plenitud te cubran hoy.

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