El poder de la gracia

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¿Alguna vez has analizado el poder de la gracia? Como en la historia  esta mujer que fue sorprendida en el pleno acto del adulterio y fue llevada frente a Jesús en el templo para ser juzgada (Juan 8), pero…la gracia. La gracia dejó sin argumentos a cada uno de los que allí estaba. Y aquella mujer salió y ni siquiera dio las gracias. ¿Y qué tal de la tan sonada historia del hijo pródigo?, donde se ve con claridad que el hijo no regresó a casa porque estaba arrepentido, pero el puro corazón del Padre fue revelado y movido a tanto amor que, sin recibir una palabra de arrepentimiento de su hijo, hizo toda una celebración para darle la bienvenida. De igual manera Zaqueo, quien de curioso se acercó a Jesús sin esperar ser perdonado, después de haber sido un ladrón y  la gracia lo hizo arrepentirse de tal forma que devolvió lo que había robado de forma multiplicada.  

Ha sido muy común por años utilizar la misma palabra de Dios para señalar, condenar y criticar al hermano. ¿Cuántas veces nos hemos visto en el papel del hermano del hijo pródigo?, quien le reclamó a su padre por haber celebrado a un hermano que no merecía ser perdonado. De igual forma nos encontramos muchas veces, mirando a nuestro hermano y sus errores y determinado si merecen o no ser perdonados. ¿Por cuánto somos capaces de aplicarnos las palabras de Jesús cuando dijo: el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra? Si aprendiéramos a disfrutar la gracia, soltaríamos la culpa y amaríamos más al hermano. Podríamos disfrutar del amor de Dios y aprenderíamos a perdonar como perdonó Jesús. Si dejamos de mirar el error del otro y nos enfocáramos en nuestra propia vida, creceríamos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13).

Escoge enfocarte en la gracia, tanto para ti como para tu prójimo. Tu prójimo no pagó nada por el perdón y el amor de Dios, pero tú tampoco. No trates de arruinarle a tu prójimo lo que tú también puedes disfrutar, no juzgues para que tú tampoco seas juzgado. Lo que das es lo que vas a recibir. Escoge dar amor, dar perdón y vivir en la gracia que tanto le costó a Jesús. Si creces y disfrutas la gracia tu vida jamás será igual. Bendiciones.

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