Guarda silencio

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A principios de este año 2020, tomé un tiempo para retirarme con el Señor, salir un poco del bullicio, la rutina, el ajoro. Y muy temprano en la mañana de ese día tomé mi biblia para preparar un estudio que estaba haciendo y el Señor me llevo derechito a esta porción, de la cual te comparto parte, en Isaías 43: Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice. Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos.

Y me hablaba el Señor como había llegado el tiempo donde estaba llamando a sus hijos y sus hijas de todas partes. Pero muy particularmente me impactó el verso 8: pueblo ciego que tiene ojos y a los sordos que tienen oídos. Fíjate que no dice nada de que tienen boca. Algunos meses luego, nos enfrentamos con la aparición del Covid-19, donde todos, por las razones que ya conocemos, de una forma u otra nos vimos forzados a usar mascarillas. No sé tú, pero cada momento, en que he tenido que usar la mascarilla, lo menos que he querido es hablar, es la sensación mas incomoda y asfixiante que hay.

Recordaba esa porción que me había traído el Señor a principios de año y meditaba, cuanto el Señor anhela que aprendamos a guardar silencio ante Él. Cuanto ha estado Dios tratando de llamar nuestra atención para hablar a nuestras vidas, pero no lo hemos escuchado. Él ha estado anhelante de que conectemos nuestros sentidos con Él, pero hemos tenido tanto que decir que no lo hemos escuchado. La frase de la palabra que dice: el que tiene oíos, oiga lo que el Espíritu está hablando, ha llegado en momentos cuando estoy escribiendo también algún mensaje que el Señor me está dando para compartir.  Él anhela que lo veamos obrar en la maravillosa extensión de todo lo que Él es, pero hemos estado ciegos y tan enfocados en nuestra propia vida, nuestras propias circunstancias, que no hemos visto su poder y su gloria.

No sé cuánto de este tiempo has podido tomar para escuchar a Dios, para escuchar como la tierra clama esperando la manifestación gloriosa de sus hijos, cuanto has podido ver sus maravillosas obras en medio de todo lo que ha acontecido. Dios no estaba desprevenido, Él ya vio el fin desde el principio, nada lo toma por sorpresa.  

Es tiempo de enfocar nuestros sentidos y alinearlos con el Espíritu, Dios ha estado tratando de hablarnos: Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas; abre tus oídos a lo que digo. Salmo 78:1. Guardemos silencio y escuchemos, meditemos su palabra para encontrar dirección clara y respuestas que solo Él puede darnos. Bendiciones.

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