La enfermedad parece real

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De niña fui operada 2 veces a corazón abierto. Nací con una condición conocida como Tetralogía de Fallot. Mi madre servía al Señor y, demás está decirte que, oró incesantemente por mi sanidad. Dios obró como sólo Él sabe hacerlo, y donde otros no pudieron sobrevivir con mi misma condición, Dios me levantó y me sanó. Siempre que miro la cicatriz de la operación, recuerdo cuan bueno ha sido Dios conmigo. Ver a Dios en medio de esa experiencia, obrando con sanidad sobre mi vida, me marcó. He atravesado por algunos otros diagnosticos, en los que, a pesar de lo que dice la ciencia, he decidido creerle al Señor por mi sanidad. De adolescente me encontraron, lo que un médico llamó, un tumor en la pituitaria. Las probabilidades de no tener hijos, vivir tomando medicamentos de por vida y otro sin número de daños eran parte del diagnóstico. Hoy tengo un hijo de 23 años y soy sana en mi sistema endocrino y hormonal. Ya en mi edad adulta, viví la experiencia de un extraño diagnóstico de “Tuberculosis cervical linfática”. La tuberculosis había entrado en mi sistema respiratorio, pero de alguna extraña manera, que el médico no pudo explicarme, la bacteria se movió del pulmón a mi cuello. Un lugar donde podía mostrar síntomas, pero era imposible contagiar a otros y tampoco podía hacerme grandes daños. Dios obró de manera sobrenatural y la bacteria murió. Y yo…💃🥳viví para contartelo🥳💃. Mi último diagnóstico, en pasados años, fue de hipotiroidismo. Pude darme cuenta por algunos síntomas de cansancio, caída de cabello, daños en la piel y el famoso nódulo en la garganta. Recuerdo que, al recibir este diagnóstico, una compañera de trabajo me anunció todo lo que me esperaba el resto de mi vida, de enfermedad en enfermedad y todas las complicaciones que, el padecer de tiriodes traería a mi vida. De repente, me asalto una trulla de pensamientos sobre como podía ser posible estar pasando por esa situación, no podía recibir y aceptarlo como una verdad en mi vida. En la cita médica, el doctor de inmediato, me envió a hacer todas las gestiones para operarme lo antes posible, había que sacar el nódulo y empezarme a medicar. ¿Cómo? ¿Operarme yo?
Pero en mi siempre ha vivido una palabra de reino. Llegué a mi casa en total negación y resistencia a aquel diagnóstico, me paré frente a mi espejo y con autoridad le hablé a aquel nódulo: “Tu no perteneces a este cuerpo, este cuerpo es templo del Espíritu Santo y la enfermedad no cabe donde Él habita, tienes que salir de mi, porque por su llaga yo fui sanada”. Parecía no haber resultado en ese momento. Pero no me rendí. Me levantaba cada mañana, por espacio de 2 a 3 semanas y lo primero que hacía era pararme frente al espejo y hablarle a mi cuerpo: “Eres sano por las llagas de Cristo, la enfermedad no tiene parte en mi, Dios es mi sanador y tu tienes que alinearte a la palabra de Dios”. Un dia me levanté y cuando fui al espejo a hablarle de nuevo, el nódulo no estaba, había desaparecido. ¡Gloria a Dios!
Hoy puedo hablarte de un Dios que sana, no porque otros me lo hayan contado, sino porque lo viví. La enfermedad parece real. Pero hoy quiero decirte que la palabra de sanidad desatada en la cruz, llegó primero que el diagnóstico médico y que toda enfermedad. Algo que fue vencido en la cruz, no puede vencer a un hijo de Dios, cuando un hijo le cree a su palabra. Alinea tu vida a esa palabra hoy, háblale a ese diagnóstico y a todos los síntomas, recuerda que Su palabra de sanidad llegó primero. Créele a Él y verás tu sanidad. Bendiciones.

5 Responses
  1. Awilda

    Amén, Gloria a Dios. Él es Real. Además, Dios dice en su Palabra ” CLAMA A MI Y YO RESPONDERÉ”. Solo hay que Creerle a Dios. Poderoso testimonio Hna Lyann. Eres Bendición.

  2. Greetings! Very useful advice in this particular article!

    It is the little changes which will make the biggest changes.
    Many thanks for sharing!

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