La verdadera plaga de este tiempo

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Nos estamos enfrentando a un tiempo de mucha confusión y cambios. Muchos piensan que estamos viviendo los tiempos del fin o lo que conocemos como el Apocalipsis. Y ciertamente, desde mi punto de vista, no hay tiempo más apocalíptico que este en el que nos encontramos. Interpretaciones van e interpretaciones vienen del Apocalipsis, pero ciertamente lo que no sabemos con certeza es, si este describe un final o más bien un principio.

Los acontecimientos nos muestran evidencia de lo que conocemos en la palabra como fin de los tiempos: guerras, rumores de guerras, terremotos, pestes, hambre, dolor, destrucción. Y muchos, ante el dolor y el temor sucumbirán. Pero, hay una generación, que se está levantando, que no están mirando las circunstancias ni acontecimientos. Son una generación, con un espíritu superior, que no le permite amoldarse ni dejarse llevar por la corriente de este mundo. Son aquellos, como David, que cuando vio a Goliat pelear en contra de su pueblo, sabía exactamente que, aquellos que son respaldados por el Dios de Israel, no tienen por qué temer. Por eso lo llamó: filisteo incircunciso.

Los acontecimientos de este tiempo no serán resueltos por un sistema de gobierno, ni por las entidades de salud, tampoco por las grandes empresas privadas. Los acontecimientos de este tiempo ya fueron vencidos en la cruz del calvario hace más de 2,000 años. Pero esto, no será manifestado a través de una iglesia que ha escogido esconderse, atemorizada ante las circunstancias, usando versículos que validan su “precaución y cautela”.  

El poder para vencer los acontecimientos de este tiempo será manifestado por los hijos. Aquellos que saben que, a través de Cristo, se les entregó el poder de la resurrección. Aquellos que reconocen que se les otorgó su mente (la de Cristo). La que no les permite conformarse a este siglo, sino que cada día están siendo transformados y renovados a un nivel de conciencia superior, que les permite entender realmente lo que es ser un “hijo de Dios”. Los que poseen las llaves del reino y reconocen la identidad correcta. Porque la verdadera plaga de estos tiempos es la falta de identidad de los hijos de Dios.

Se nos ha entregado poder y autoridad. Tenemos el poder para gobernar, se nos entregaron las llaves del reino de los cielos, se nos dijo que lo que atemos en la tierra sería atado en los cielos. Se nos llamó a sanar, a libertar y a dar vida, a ser luz en medio de las tinieblas, a ser puertas a través de las cuales entraría el Rey de Gloria. Somos su gloria en esta tierra, el puente que conecta el cielo con la tierra, en los que se depositó eternidad y grandeza, reyes y sacerdotes.

Pero ¿Dónde los estamos manifestando? ¿Qué conciencia de hijos hemos alcanzado? ¿Realmente hemos tomado la mente de Cristo para operar en ella? O ¿Nos hemos dejado vencer por las circunstancias de este mundo? ¿Estamos viviendo u operando en esta tierra como lo haría Jesús? O ¿Nos hemos convertido en uno más con una mente colectiva, lejos de esta identidad?

 No nos enviaron a la guerra, por lo tanto, no nos dieron la identidad de guerreros. Nos dieron la identidad de hijos, y los hijos saben que ya son poseedores de la victoria. Son los hijos los que libertarán la tierra, cuando entren en su identidad y comiencen a manifestar el poder de que les fue otorgado: “21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” – Romanos 8.

Todo lo que ha sido corrompido, por los hijos de Dios será libertado. Es tiempo de tomar la identidad correcta, aquella que desató Jesús para ti y para mí.  Porque dice su palabra que, así como fue Jesús, tu y yo somos en esta tierra. Vive tu vida como la viviría él y lo que la tierra ha estado esperando, muy pronto, será manifestado.

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