Lo prefiero más alto.

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Tengo un maravilloso hijo universitario. Brillante por demás (mejoró a su madre). Entró a la UPR por la facultad de Naturales por mérito propio. Siempre fue un chico muy inteligente y sobresaliente. Pero recuerdo su etapa de escuela intermedia y superior, donde se encontró en muchas ocasiones con maestros que demandaron mucho de él. Fueron muchas las veces en que llegaba a casa casi llorando por que los maestros le daban asignaciones especiales y le exigían mucho más que al resto de los estudiantes. Hubo ocasiones en que me expreso su deseo de cambiarse de grupo (pertenecía a grupos especiales para estudiantes de mejores promedios) y pertenecer a los grupos de clase regular. Ahí tenía que entrar como madre a brindarle el apoyo y el estímulo, a recordarle sus capacidades y a llevarlo a ver que él estaba allí precisamente porque había demostrado que tenía la capacidad para poder dar el grado. Y siempre le decía: “Recuerda que quien más te demanda, saca lo mejor de ti”  

Y  la realidad es que, como seres humanos, no nos  agradan los retos,  las presiones, las demandas, el trabajo extra. Nos molestamos con los jefes cuando nos piden más trabajo, o  con el líder que nos pide la milla extra. Nos molesta ver aquel que nos pide y no tiene la capacidad o la intención de rendir tanto o más de lo que nos esta demandado sobre nosotros.

Por eso hoy quiero compartirte lo que me ha ayudado a mí a manejar situaciones como estas.  Y es precisamente pensar que, aquel que me demanda, me está llevando a sacar lo mejor de mí. Es en medio del arduo trabajo y la demanda donde puedes ver todo tu potencial. Muchas veces, es en esos momentos, donde muchos han descubiertos nuevos talentos o capacidades, mejores ideas y formas de hacer las cosas, soluciones que no habían encontrado antes, el rendimiento que poseen para dar más de ellos mismos. En fin, darte cuenta que, salir de tu zona de comodidad, es la mejor forma de crecer.

Aquel que no te exige, no te demanda nada, no te está impulsando. Son los retos los que te suben de nivel. Por eso, si me vas a retar con un pensamiento, que sea el más alto.   Eso no significa que todo lo vas a lograr hacer, habrá cosas que quizá no logres alcanzar. Pero al menos te llevará a ver  cuánto te falta por mejorar en ti mismo,   te habrá movido a intentarlo e irá sacando lo mejor de ti cada vez más.  No te enojes con el jefe o con el líder que te exige lo que no está dispuesto a hacer. No hagas lo que hace, haz lo que dice. Eso te subirá de nivel a ti, te hará superarte a ti mismo y sacar cada día lo mejor de ti. No olvides que de la misma forma, Dios también nos retará y demandará. El sabe de lo que estamos hechos y el potencial que puso en nosotros, no importa si pensamos que no lo podemos lograr, El sabe que tenemos el material para lograr su demanda. La palabra de Dios nos enseña que: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Así que procura buscar tú lo mismo, aquello que es más alto, lo que te reta, lo que mueve y te empuja. Y aquel que venga a quejarse a tu lado porque se siente presionado, llévalo a ver cómo esa demanda está trayendo un mejor fruto a su vida, porque a la larga disfrutarás del fruto de todo tu esfuerzo y trabajo y te sentirás orgulloso de ti mismo y de tus alcances.  Escoge por un pensamiento más alto, por un ideal que te rete y te lleve a tu próximo nivel, pégate del líder que te demanda y no de aquel que no pone demanda sobre tu vida. No olvides que delante del Señor tendrás que presentarte con frutos y los frutos se logran con demanda de crecimiento. Edifica a otros y comparte esta palabra si ha sido de edificación para tu vida. Bendiciones.

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