No tienes que contar hasta diez.

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De niña, nunca me gustó jugar el juego del escondite. La idea era dejar a alguien contando lentamente hasta diez, estando en posición de espaldas, mientras el resto del grupo buscaba donde esconderse. Y al finalizar de contar, debía salir a buscar donde se habían escondido los demás. El primero en ser encontrado era el próximo en contar hasta diez y así continuar el juego. Esa sensación de sentirse encontrado era frustrante, pues no querías ser tú el próximo en contar para buscar a los demás.

Muchas veces sentimos que Jesús está en medio de ese juego con nosotros, pero quiero decirte que a Él le gusta ser buscado. La palabra dice en Proverbios 8:17: A los que me aman les correspondo; A LOS QUE ME BUSCAN, ME DOY A CONOCER (NVI).  ¿Podrás reconocer el método que use para darse a conocer contigo?

Es posible que en momentos de nuestra vida hayamos sentido que Jesús está escondido, nos parece no verlo por ningún lugar, no parece haber respuestas en nuestras circunstancias. Hoy debes saber y tener claro que, no importa si puedes verlo actuar o no, sentirlo o no, escucharlo o no, Él está. Él prometió estar todos los días hasta el fin y en medio de TODO, Él está obrando.

Habrá momentos donde lo verás con facilidad, habrá momentos donde la quietud y el silencio serán la respuesta que tendrás. Sofonías 3:17 dice que Él “callará de amor”. Aunque no entiendas esa clase de amor, debes confiar. No dejes que el sentimiento de soledad o de abandono te invadan. Los peores pensamientos llegan a nuestra mente cuando queremos ver a Dios obrar a la manera que esperamos y en el momento que queremos que lo haga. No olvides que su justicia no es nuestra justicia, sus pensamientos no son nuestros pensamientos, sus caminos no son nuestros caminos. Pero eso no lo hace ausente, lo hace SOBERANO.

No tienes que verlo, no tienes que sentirlo, no tienes que escucharlo, solo tienes que creerlo. Tan solo creer, hará que cambie todo el panorama. No tienes que contar hasta 10 para encontrarlo, solo cree que Él está y muévete en la confianza de que si le entregas el control, Él lo tiene. Descansa sobre esa palabra y disfruta su permanente compañía. Bendiciones.

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