Por: Pastora Aida Muriel
Al despertar en la mañana escucho el cantar de las aves. Se oyen como una orquesta de muchos instrumentos, pero emitiendo un sonido armonioso. Cantan y cantan, pero no se cansan. Al recordar las palabras de Jesús, entiendo que las aves en su cantar están adorando, glorificando y exaltando a su creador. Promocionan la obra perfecta de Dios. Sus vidas, tal vez no sean tan largas, tienen que buscar su comida, construir sus nidos, buscar refugio de la lluvia, el viento y cualquier otro peligro, aún así, no dejan de cantar. Reconocen en su interior la esencia, el amor y el diseño de su creador. Por tanto, vuelan libres, viven sin miedo y cantan sin parar agradecidas y anhelantes de cumplir el propósito para lo que fueron creadas. Y tú, ¿qué estás promocionando con tu vida? ¿Reconoces el propósito para el cual fuiste creado? No promociones lo que ya fue vencido en la cruz del calvario. No le cantes, ni le des gloria a lo que no tiene poder sobre ti. La muerte, el pecado, la enfermedad, la pobreza, la culpa, la miseria y el sistema de este mundo fueron derrotados totalmente por Jesucristo. Junto con esa victoria, te dio vida eterna, te selló con el Espíritu Santo y te entregó las llaves del reino. Su obra es completa y perfecta, por eso, el Padre lo exaltó a lo sumo y le dio un Nombre que es sobre todo Nombre. ¡Vamos! ¡Abre tu boca! Canta la canción de gratitud, amor y libertad que hay en tu espíritu. Fuiste creado para alabanza de su gloria, entonces, manifiesta su favor y su gracia. Resplandece con su luz, se el espejo de su verdad y su poder. ¡Todo lo hizo por ti ! Promociona a Jesús, promociona su obra consumada.
