Toma la semilla

Todos anhelamos ver fruto de madurez y crecimiento en nuestras vidas. Y, cuando anhelamos ese crecimiento, buscamos la forma de, continuamente estar expuestos a la búsqueda de Dios, como lo hemos aprendido. Tenemos más tiempos de oración, buscamos leer más la palabra, escuchamos algún buen mensaje, y eso unido a que no nos perdemos un servicio de la casa sabiendo que siempre el Señor tiene algo especial en cada servicio y alguna palabra que edifica nuestra vida. Es posible que en algún momento hayas experimentado frustración, sintiendo que logras poco alcance en lo que anhelas acerca de tu crecimiento espiritual y quizá hasta hayas llegado a pensar que haya algo mal en ti.

Hoy quiero compartirte esta palabra para alentar tu vida y sacarla de todo desanimo o frustración que puedas experimentar.   Se encuentra en 1 Corintios 3:16 – Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios.  Wow! En estos días leí un pensamiento que decía: “Dios te va a poner donde debes estar y te entrenará para ganar madurez”.

Es maravilloso poder descansar en que, en el diseño perfecto de la eternidad para mi vida, Dios se va a encargar de traer  el crecimiento.  Él se encargará de llevarme a donde debo estar y de que reciba lo que necesito recibir para llevarme a mí propósito. Así que, si mi vida es de Él, puedo estar segura de que Él proveerá y hará lo necesario en mí para mi madurez y mi crecimiento. Al final, todo se trata de su obra y de su plan. Yo me expongo a la semilla, sabiendo que soy buena tierra, si la semilla está en mi terreno, veré el crecimiento que Dios provocará, porque fue Él quien permitió que llegara hasta mí.

Él es la vid, tú y yo somos los pámpanos, y si estamos pegados a Él, el delicioso fruto será expuesto, no porque yo haya hecho nada, sino porque mi vida está pegada al que lo produce. Mantente pegado a la vid y deja que se produzca el fruto, justo el que Él mismo producirá para eterna bendición. El mismo provocará el hambre y la sed porque es quien pone el querer como el hacer en nuestras vidas. Bendiciones.