Tu eres buena tierra

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No retengas lo bueno que hay en ti.

Hoy meditaba sobre una palabra en Proverbios 11:26: “Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá; Pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende”. Pensaba como Dios ha puesto en nuestras manos tantas cosas para poder ser productivos y bendecir a otros. Hay recursos y bendiciones que tenemos y no las valoramos. Y muchas veces escogemos quedarnos las cosas para nosotros mismos, pensando solo en nuestro propio beneficio.

Eso no fue lo que el Padre nos modeló. Dios tenía un maravilloso grano, su mejor semilla, su hijo Amado. Y decidió sembrarla en cada uno de nosotros para que diera el mejor fruto. Hoy, los que le conocemos, cargamos su grandeza, su esencia. Él es la semilla que fue sembrada en cada uno de nosotros que somos la tierra, tú y yo somos la buena tierra de la que habla la Parábola del Sembrador. Si, el Sembrador salió a sembrar, creyendo y esperando poder cosechar. Esparció su semilla y no estuvo contemplando si caía en el mejor terreno o en uno no tan bueno. Y, el buen terreno reconoció la semilla.

Ha habido terrenos donde la semilla no ha encontrado espacio, todo ha estado lleno de abrojos y mala yerba. Otros han estado secos y áridos, algunos llenos de piedras que no han permitido al grano ni siquiera tocar la tierra. Pero hay un terreno donde la semilla ha penetrado y hoy está en espera de dar su fruto. ¿Cuál de ellos eres tú?

¿Has tenido malas experiencias en la vida? ¿Has estado pasando por momentos duros y difíciles y por eso decidiste abortar el fruto del grano? ¿Te ha costado ver que, precisamente ese grano que has retenido es lo que traerá bendición sobre tu cabeza?

Cambia tu enfoque, has estado engañado y distraído con las circunstancias que has vivido, pero no has visto lo que ha sido sembrado en ti, si lo hubieras visto, lo estarías usando, no solo para tu beneficio, sino también para el de otros. Vamos, el Sembrador sabe la calidad de la semilla que puso en ti, yo te aseguro que fue la mejor. Hoy quiere que salgas y la multipliques para que de ese fruto del que muchos puedan vivir. Es el tiempo de dar de lo que tienes.

Hoy eres bendecido con esta palabra, porque decidí no retenerla para mí, si la hubiera retenido, no hubiera sido de bendición ni para tu vida ni para la mía. Da de lo que tienes, así entenderás que al final, dando es como recibimos y darás por gracia lo que por gracia hoy tienes. Declaro bendición y abundancia sobre ti.  

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