¿Qué vas a escribir?

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Todos estamos dando la bienvenida, no solo a un nuevo año, también a una nueva década. Y como todos los años quizás, comenzamos con mucho empuje.  Muchas resoluciones, muchas promesas, muchas ideas, metas y sueños. La realidad es que tenemos la buena intención y el mejor deseo de lograr cada una de esas cosas. Y como en ocasiones anteriores, algunas de ellas quizá sean alcanzadas otras quedarán solo en el deseo de nuestro corazón.

Ciertamente estamos refiriéndonos al plano humano. ¿Pero qué tal de tu plano espiritual?  En cierta medida todos tenemos una conciencia de que somos seres espirituales. Pero en la práctica día a día,  ¿cuán espiritual realmente puedes verte? Y no me refiero al modo de “ser espiritual” que regularmente pensamos. Vernos como esa persona que asiste a una iglesia,  tiene un tiempo de oración, hace su lectura o estudio de la palabra, regularmente tiene un tiempo devocional y cosas semejantes a lo mencionado.  Me refiero a ¿Cuánto  realmente estás consciente que no eres cuerpo, alma y espíritu sino al revés, espíritu, alma y cuerpo?  ¿Cuánto realmente puedes ver que todo lo que haces es espiritual, no porque oras, lees la palabra o vas a la iglesia, sino  porque eres un espíritu a quien Dios puso en la tierra, dentro de un caparazón llamado cuerpo, y le permitió una experiencia humana? ¿Cuánto entiendes o conoces que lo sobrenatural debe ser lo natural en ti y no una experiencia de cuando en cuando? ¿Cuánto estás consciente de que la mente de Cristo debe ser la que predomine por encima de todo lo demás? ¿Entiendes que cada palabra que dices afecta toda tu vida porque Dios puso el poder de la vida y de la muerte en tu boca? ¿Sabes qué la eternidad vive en ti y no es una experiencia que debes estar esperando que un día llegue? ¿Estás claro que eres una puerta para manifestar el reino de Dios en esta tierra ahora?

Esas, entre muchas otras cosas de las que no estamos conscientes, que hemos pasado por alto durante tanto tiempo y que parecen no ser importantes, porque nos hemos acostumbrado al sistema de la iglesia y de este mundo. Sin  cuestionarnos realmente si vivimos como Jesús quiere que vivamos. ¿Está en nuestra agenda realmente algún plan o meta espiritual? ¿Puedo verme como un propósito de Dios en esta tierra? ¿En mi agenda están sus planes o los míos?

No sé tú, pero de alguna manera u otra cada una de esas preguntas ha confrontado mi vida y no quisiera pasarlas por alto. Un día me atreví decirle a Dios: “Te cambio mis sueños por los tuyos” y sé que Él lo tomó en serio. No sé cuánto te atrevas tú a decirle lo mismo. Hay que estar dispuesto a vivir la experiencia  de Pablo cuando dijo: “No vivo yo, mas vive Cristo en mí”. No he tenido pérdidas desde que le dije eso al Señor. Por eso te invito a que le preguntes cuáles son sus sueños contigo. Él te dejará conocerlos. Lo que debes es pensar,  cuán dispuesto estás a soltar los tuyos y tomar los de Él. Te animo a que sean sus planes y no los tuyos para este año. Recuerda que, cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Atrévete a manifestar lo eterno y suelta los esquemas del hombre que han tenido la iglesia detenida. Es tiempo de lo eterno, de los planes de Dios y no más de los nuestros. Bendiciones.

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