El poder enfrentar situaciones todos los días, es parte de nuestra vida. No vivimos solos en este mundo, por tanto las situaciones pasan. Pero eres tu quien le pone nombre a las situaciones.
Un neumático del auto que se vacía una mañana de camino al trabajo, un café que se derrama por accidente, un alto nivel de vehículos ese día en el tránsito, un malestar estomacal por indigestión, un disgusto con pareja o hijos empezando el día, entre otras cosas, son situaciones que a cualquiera le pueden ocurrir. Tu decides si haces de ellas un gran problema o lo manejas como una situación de vida más. De tu actitud va a depender como lo manejes.
Si continuamente vives sintiéndote víctima de las circunstancias, nunca podrás asumir postura y tomar responsabilidad en nada, porque vas a vivir responsabilizando las cosas externas a ti y echándole la culpa de todos tus “problemas” o circunstancias. Si eres la victima de todas las cosas que te ocurren, es porque no has visto tu capacidad de tomar control y de asumir responsabilidad por ellas y sobre ellas. Hay cosas en las que debes tomar una participación activa. Quizá los ejemplos que te di son cosas sencillas y tus situaciones superan lo que te pude haber mencionado. Pero de igual forma, necesitas dejar de verte como que todo te pasa a ti, deja de sentirte la victima de las circunstancias.
Una situación familiar o laboral, en la cual te sientes desvalorado o respetado, es algo que no va a cambiar desde el aspecto externo. Es algo donde te toca a ti asumir posición y tomar decisiones. Muchas veces, una decisión lo cambia todo. Deja de mirar hacia afuera para buscar culpables a quien señalar. Deja de andar sintiéndote víctima de cada circunstancia que ocurre. Comienza a mirar hacía adentro y asume responsabilidad. Eso te hara más fuerte y te hará madurar para enfrentar la vida. El victimismo no te permite crecer ni progresar. Es tiempo de ser determinado, definido y decidido, es tu responsabilidad, no la delegues.
