No dice amén

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Las epístolas de Mateo, Marcos, Lucas y Juan son los escritos del cumplimiento de lo que nos habla el Antiguo Testamento acerca del tiempo de Jesucristo en la tierra, cada cosa que allí dice se ve cumplida en estos libros.  Cada uno de estos autores relata historias de un mismo evento, vista desde su posición. Algunas con más detalles que otras, pero todas revelan las experiencias de Jesús viviendo en medio de ellos. Si lees el último capítulo de cada libro, te darás cuenta que cierra con un AMEN. Y todos sabemos que una de las connotaciones de la palabra amén es, así es, o sea, una afirmación de lo expresado poniéndole un fin.  

Pero, si vas al final del libro de los Hechos, lo cual es un recuento del hermoso inicio de la iglesia después de la resurrección, observarás que no dice amén. Me pregunto si esto no querrá decirnos algo. Cada uno de los recuentos de los evangelios tuvo su cierre, pero el libro de los inicios de la iglesia llena de la autoridad y el poder de la resurrección no tuvo un cierre. Lo que significa que se sigue escribiendo.

Si, se sigue escribiendo a través de ti y de mí. Cada uno de nosotros es un libro del cual Jesucristo es el autor, porque Él es nada más y nada menos que el verbo del cual nosotros procedemos. Así que nuestras vidas son un escrito que otros pueden leer.

Entonces, si es así, ¿Qué está diciendo nuestra vida? ¿Está siendo realmente Jesús el autor de la misma? Él no solo quiere ser el autor, sino también el consumador de todo, porque Él es el principio y el final. Él puso el amén cuando en la cruz dijo: “consumado es”.

 El libro está escrito, y hoy está despertando a los hijos que quieren que la obra consumada de Jesús sea revelada a través de ellos. Que hoy tu anhelo sea que tu vida hable de Jesús. Él es el mejor escrito que podrá ser leído, y quiere ser leído a través de ti. Bendiciones.

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