El primer enemigo

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En estos días escuchaba una hermosa oración de intercesión dirigida por una mujer de Dios a quien amo y admiro. En esta intercesión oraba por los David que se van a levantar para este tiempo. Recordé, cuando hace algunos meses atrás, el Señor me dijo que el tiempo saúlico estaba terminando.  El tiempo saúlico es el tiempo donde hombres y mujeres, aun puestos por Dios en lugares de autoridad, han devaluado el plan de Dios y lo han cambiado por el suyo propio, hombres y mujeres que se han dejado comprar y someter al sistema de este mundo antes que a la voluntad de Dios y han querido hacer las cosas a su manera. A esos, Dios los desechó. Ha llegado el tiempo davídico, el tiempo de los hijos y las hijas que, aunque nadie los ha reconocido, serán posicionados de formas inexplicables. Aquellos que, a pesar del sistema de este mundo, no han dañado su corazón ni se han dejado manipular, sino que han mantenido un corazón conforme al corazón de Dios para agradarle solo a Él y anhelan su gloria.

En la historia de la batalla entre David y Goliat, David había llegado al campo de batalla bajo el pedido de su padre para llevarles alimento a sus hermanos que estaban allí y llevarle noticias de cómo se encontraban. Cuando llegó allí, comenzó a hablar con los demás hombres del escuadrón y de pronto salió Goliat e hizo lo que estuvo haciendo por 40 días, intimidar al ejercito de Israel y preguntar quién pelearía contra él.  Pero antes de llegar a Goliat, David enfrentó otro enemigo, su hermano mayor Eliab. Eliab estaba entre los escuadrones de guerra cuando David llegó,  y cuando lo escuchó hablar con los demás, preguntando quien era aquel filisteo incircunciso que se atrevía amenazar al escuadrón del Dios viviente,  arremetió contra él: 28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 29 David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar? 1 Samuel 17:28-29

Antes de llegar a Goliat, David tuvo que enfrentar el ser devaluado y rechazado por su propio hermano, su gente cercana. Quizás hoy son los tuyos, los más cercanos a ti, los que esperas que puedan reconocer y apoyar lo que Dios te ha dado. Definitivamente, si juzgamos por el fin de esta historia, podemos decir que su hermano, muy poco conocía de David, pues ya vimos que al final, David fue quien venció a Goliat y no el ejército.

Puede que hoy te sientas indignado, como se sintió David,  viendo como hay un gigante burlándose del pueblo de Dios, mientras el pueblo de Dios está de brazos cruzados, porque han puesto la mirada en el gigante, en lugar de ponerla en su Dios. David no permitió que aquel gigante lo amedrentara. David logró vencerlo, porque si algo conocía David, era al Dios de los ejércitos y sabía que Dios los respaldaría.

Si tú eres un David, quiero decirte que tu tiempo ha llegado. Que de la misma forma que Dios permitió que David llegara a aquel lugar justo cuando Goliat se asomaba, así mismo Dios te posicionará en el lugar y con la gente correcta. El ejército de Davides está despertando, si tú eres uno de ellos, comienza a posicionarte. El Dios viviente será exaltado a través de su ejército. Bendiciones.

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