Y Jesús les dijo: Sígueme.

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Tu y yo somos como lo fue Jesús en la tierra. El anhelo del corazón del Padre es, que tu y yo revelemos al mundo el carácter de hijo que hay en cada uno de nosotros. Porque el Padre nos ve de la misma forma que veía a Jesús. Jesús es el modelo perfecto de la identidad de los hijos, el modelo correcto a seguir. Por eso su invitación era: “sígueme”. Con esa invitación, Jesús le estaba dejando saber los que llamaba: “tu puedes llegar a ser como “Yo Soy”.

Jesús sabía lo que el Padre anhelaba. La pregunta es: ¿Lo sabes tu? Jesús es la imagen perfecta a emular para alcanzar la identidad de hijos. Este es el tiempo de los hijos, de los hijos que saben lo que el Padre ha puesto en ellos y están listos para mostrar el propósito. La invitación está hecha por nuestro “Gran Yo Soy”. Agárrate de su Amor Interminable y sigue a Jesús, porque tu puedes llegar a ser como él lo fue.

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