¿Cuánto cuesta?

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Hace poco escuché el testimonio de alguien que contaba una historia acerca de su sobrina a quien le había dado el regalito de un dinero para comprarse dulces. Ese día su mamá iba a una farmacia a comprar un encargo rápido y la niña vio una muñeca que le llamó la atención y comenzó a llorar antojada de la muñeca que había visto. Su mamá trató de explicarle que no tenía el dinero para poder comprar la muñeca, pero la niña no entendía el concepto del valor y seguía llorando. De repente se acordó del dinero que le habían regalado para los dulces y lo sacó de su bolsillo, alegando que tenía dinero para poder comprar la muñeca que quería. Obviamente, de todas formas no alcanzaba el dinero para la compra porque era una muñeca más costosa. En fin, la niña salió frustrada y triste por no poder obtener la muñeca que tanto quería. Fue con esa anécdota con la que Dios confrontó a quien la está exponiendo y le dice: Hijo, de la misma forma que no pudieron hacer a la niña entender que con el poco dinero que tenía, no podía obtener aquella muñeca de alto valor, tampoco yo he logrado hacer entender a mis hijos que con el poco tiempo que sacan para estar conmigo yo puedo entregarle grandes cosas.

Esta historia  tan sencilla, trae una enorme confrontación a nuestras vidas. Desde que somos niños se nos enseña el valor de las cosas. Sabemos que, si soñamos con una carrera bien pagada,  nos tomará años de preparación y una inversión económica, si vamos a un restaurante debemos pagar por una buena comida un alto costo, de igual modo por la ropa que compramos, el carro que poseemos, la casa con la que soñamos, cada una de esas cosas tiene un costo que se lo da su fabricante o proveedor.

De igual manera, las cosas con Dios tienen un gran valor. Posiblemente soñamos ser usados por Dios en grandes plataformas, quizá ser predicadores reconocidos, o grandes ministros de adoración. Es posible que hayas soñado con un avivamiento en tu iglesia, en tu ciudad o nación. Tantas cosas que podríamos anhelar en el Señor. Pero, ¿te has preguntado su valor? ¿Has meditado en las cosas a las que debes morir? ¿Cuánto tiempo estas dedicando de tu vida al Señor? ¿Cuánto de tus recursos o talentos estás dispuesto a darle?

Todo en la vida tiene un costo, Jesús pagó uno muy alto por nuestra redención y no espera que tú y yo tratemos de ponerle valor a su perfecta obra. No se trata de como tú y yo lo veamos, se trata de como Él lo espera de nosotros. El Padre hoy quiere una relación con sus hijos, y anhela que tú lo anheles también. Comienza a tener más y mejores tiempos con el Señor y te aseguro que Él se encargara de que lo demás vaya cayendo en el lugar correcto. Así  podrás ver y entender lo que Él quiere de ti. Te garantizo que el costo que sea por sus planes, valdrá el esfuerzo. Bendiciones.

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