¿Cuánto lo quieres?

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No sé si en algún momento has vivido la experiencia de un vehículo dañado y tener que resolver arreglando solamente la pieza que se daña en ese momento y algunas semanas o algún tiempo más adelante se daña alguna pieza que está relacionada al cambio de esta primera,  y que se daña precisamente porque la nueva le provocó el daño, porque ya la vieja pieza no tenía la resistencia para aguantar la fuerza de la nueva pieza.

A eso precisamente se refiere la palabra cuando dice que no se puede poner vino nuevo en odre viejo, porque el vino nuevo revienta el viejo odre. Así pasa con nuestra vida y nuestra mente. Quizá por mucho tiempo has estado anhelando cambios, es posible que hayas estado orando al Señor por mayor revelación, por nuevas experiencias, quizá deseas un nuevo empleo, o  salir de algunas situaciones que te han perseguido y ya te agotaron. Ciertamente, todos tenemos cosas que quisiéramos cambiar, o algún área en la quisiéramos tener nuevas experiencias o conocimiento, o mayor revelación en nuestra vida espiritual. El ser humano se nutre de las nuevas experiencias y no tenerlas, nos hace caer en ciclos repetitivos o patrones de conducta, de los que muchas veces no estamos conscientes.

Pero, realmente, ¿Cuán preparados estamos para algo nuevo? Una cosa es querer algo y otra es estar listo para tenerlo.  ¿Sabes que no somos necesariamente lo que queremos? Somos lo que pensamos. La biblia dice que tal cual es nuestro pensamiento en nuestro corazón, así somos. Nuestros pensamientos nos definen y determinan nuestra vida. Entonces debemos mirar nuestros pensamientos y ver de que están influenciados. Somos afectados por todo con lo que hemos crecido y nos hemos rodeado. Afectados por la crianza, correcta o incorrecta, por cultura y los valores, por nuestras propias experiencias, bien sean positivas o negativas, en fin, guardamos miles de recuerdos, pensamientos o ideas que hoy definen quienes somos. Y si no estamos conscientes de ello no lo vamos a cambiar.

Pero cuando creas conciencia de algo que quieres cambiar, ciertamente tienes que comenzar con tu pensamiento. Algo nuevo no va a llegar si continuas con los viejos pensamientos e ideas. Dios no va a traer nueva revelación  a tu vida si no estás dispuesto a soltar lo viejo.

Quiero decirte que a algo en la atmósfera está cambiando, hay un mover en la unción de lo nuevo para todos aquellos que estén deseosos y dispuestos a ser transformados y cambiados. Aquellos que no se conforman a este mundo y sus costumbres y están listos a borrar los archivos viejos y la vieja manera de hacer las cosas para entrar en lo nuevo que Dios tiene para ti. La pregunta es: ¿Cuánto lo quieres? ¿Cuánto estás dispuesto a soltar lo viejo para tomar lo nuevo? ¿A qué estás aferrado y se te hace difícil soltar?

Hoy hay una invitación clara para ti,  si quieres lo nuevo, si quieres los cambios, tienes que estar dispuesto a soltar lo viejo y hacer espacio para lo nuevo. El cambio comienza en tu mente. Déjate  inundar por la mente de Cristo y comenzará a llenarse de las cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido a corazón de hombre, porque esas son las cosas que Dios tiene para los que le aman y lo escogen a Él. Tiempo para lo nuevo, no lo dejes pasar. Bendiciones.

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