En control

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En nuestra experiencia de vida humana, todos vamos a experimentar emociones. Fuimos creados con ellas y las experimentamos todos los días. Sentir alegría, coraje, frustración, dolor, impotencia, gratitud, paz, esperanza, orgullo, asombro, amor, entre otras cosas, es lo que te dice que estás vivo. Igual que un monitor para el corazón, que muestra los cambios del mismo con señales que suben y bajan, es lo que dice que hay vida.

El interesante asunto con las emociones, es cuando perdemos el control de las mismas. Porque, hasta una emoción positiva, de la que no tomas control, puede ocasionar problemas. Entonces, es importante meditar en algo que aprendí hace algún tiempo y aportó mucho a mi vida. Hoy te lo comparto.  Se llama la regla 90-10. Esta regla nos enseña que, el 10%  por ciento de la vida está relacionado con lo que nos pasa. El otro 90%  está relacionado a lo que hacemos con lo que nos pasa (reacción).  Del 10% no tenemos control, pero del otro 90% somos responsables.

Es posible que en la mañana, de camino al trabajo, se vacíe una goma de mi carro. Cómo manejo eso, y cómo permito que eso afecte mi vida, depende de mí. Esta situación podría pasar a ser un evento más, que puedo superar tan pronto tenga la solución del mismo, o puede ser un evento que arruine todo mi día. Pero es importante que sepas que la decisión la tomas tú. Alguien podría tener una diferencia contigo, un hijo, un compañero de trabajo, tu pareja. De la misma forma, podría ser una situación más, superada, o tú decides convertirlo en la situación que arruine tu día. Mucha gente vive con la vida arruinada, no sé si conoces a alguien así.

A donde quiero llevarte es, a entender que, tú puedes mantener el control de tus emociones o permitir que estas tomen control de ti. Se trata de decidir quien toma el control de tu vida: la emoción, basada en cada circunstancia que vives o tu capacidad de manejo y control, aun cuando no  puedas solucionar la situación del todo. Eres responsable de ti, de lo que sientes, de lo que expresas,  de lo que dices. La culpa no la tiene la situación, o la persona con quien pasaste el mal momento. Eres tú quien decide pasar o no el control de tu vida. Recuerda que, permitir que tus emociones te dominen y reaccionar en base a ellas, es soltar el control. Así que luego no puedes quejarte del resultado, tú lo permitiste.

Dios te diseñó con la capacidad de dominio, de control, de madurez sobre cada situación. Pero es necesario que puedas verte teniendo el control sobre cada situación. Recuerda que, lo que está dentro de ti, es lo que va a ser expuesto en el momento de dificultad. De la abundancia del corazón, habla la boca. Y demás está decirte que de ahí se desprenderá el desenlace de la situación. Así que, para poder dar lo correcto, debes estar lleno de lo correcto. Quiere decir que necesitas llenarte de lo que Jesús es, es la única forma que podrás vencer por encima de cualquier circunstancia, por dura y difícil que pueda parecer.  No sé cómo puedas verte tú, pero en el cielo te vieron venciendo. ¿Puedes verlo tú? Yo sé que sí.  Este será tu mejor día, pase lo que pase. Es tu decisión. La gracia de Dios sobre tu vida.

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