Peligrosos y armados

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Cuando pensamos en alguien peligroso y armado, de inmediato viene a nuestra mente la imagen de alguien amenazante, intimidante, a quien debemos temer. Pero quizá no tenemos esa imagen acerca de nosotros mismos. Si, somos peligrosos, estamos armados, pero muchas veces no lo sabemos.

En Lucas 4: 31-37 está la historia de cómo un hombre endemoniado en la sinagoga, sin Jesús prácticamente hacer nada fue liberado. Jesús iba a enseñar y se encontraba aquel hombre, a quien Jesús no le había ni hablado, y alzó la voz diciendo: Déjanos; ¿Qué tienes con nosotros Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quien eres, el Santo de Dios. Jesús le reprendió diciendo: Cállate, y sal de él. Y el demonio salió de él y no le hizo ningún daño.

La sola presencia de Jesús había puesto en amenaza de peligro aquello que molestaba a aquel hombre. No le fue necesario ni hablar para que lo que estaba en aquel hombre manifestara su incomodidad y se dejara sentir. Pero Jesús no hizo un escándalo, con tan solo una expresión de autoridad fue suficiente para que aquel demonio saliera y dejara aquel hombre libre.

Así es como Dios anhela que sus hijos sean vistos. Somos seres espirituales que somos una amenaza en el mundo espiritual y debemos entender que estamos armados. Dios nos diseñó y dotó con todo lo necesario para gobernar en el mundo espiritual, pero como no conocemos nuestra identidad, no podemos ver ni entender lo que implica esto para nuestras vidas. En lugar de seres espirituales, nos hemos convertido en seres almáticos, hemos dejado al alma gobernar por encima del espíritu y es eso lo que no permite que nos veamos como más que vencedores, ni poder identificar nuestra identidad de hijos, moviéndonos en los niveles de la eternidad en la que fuimos creados.

Es tiempo de recordar que en Él vivimos, y nos movemos, y somos – Hechos 17:28. Lo que nos hace llevar en nosotros mismos su esencia, su poder, su autoridad, su gloria. Y esto nos hace peligrosos y armados con todo en el mundo espiritual. Comencemos a vernos como Él nos ve, es la única manera que podremos ser lo que realmente somos.

Estoy creyendo por hijos que están en un despertar, en un tiempo de revelación, entendiendo y escuchando la voz de la eternidad que está clamando dentro de ellos para la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. Hoy creo que tú eres uno de ellos, créelo tú también. Bendiciones.

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