Este mes celebramos lo que tradicionalmente conocemos como “Acción de Gracias”. Y de paso nos preparamos para las fiestas más esperadas de todo el año, Las navidades. Y culturalmente ya en esta época nos define el jolgorio, la algarabía, la fiesta. Donde quiera hay comida, música, regalos, risas. Hay gente que esta es la única época del año que parece disfrutar. Quizá por que nuestros valores familiares hacen que en esta época la gente se reúna más seguido, vemos los familiares que no vemos hace tiempo, sacamos las recetas que regularmente no preparamos, arreglamos la casa desde adentro hasta afuera, ponemos música alegre, contagiamos a los niños con la idea de los regalos que recibirán, las felicitaciones son la ley del día, compramos ropa para cada festejo (porque tenemos que estrenar, especialmente en la despedida de año), hacemos gastos extraordinarios, aunque pasemos el resto del año pagando las consecuencias ( y las tarjetas de crédito), subimos de peso, hacemos resoluciones para el nuevo año (y repetimos la lista de resoluciones cada año, porque la de la dieta y el peso casi nunca la logramos), se festeja en las escuelas, los trabajos, tanto en oficinas de gobierno como en oficinas privadas, se preparan los mejores postres, se escuchan las más resonadas carcajadas por doquier y creo que realmente no hay época que disfrutemos más que esa, incluso he escuchado personas utilizar la expresión: “lo hago porque estamos en navidad”.
Pero, lo que siempre me queda de interrogante es: ¿Por qué no disfrutamos así el resto del año? ¿Por qué algo tan valioso como la alegría, la gentileza, el buen ánimo, la disposición para el invento y la creatividad que nos surge en esta época queda como apagada el resto del año? ¿Por qué el poder dar un abrazo con libertad y repartir felicidades a granel solo nos dura esa época? Hay un post que he visto muchas veces por las redes sociales que dice: “Seamos felices y pongámoslo de moda” El pensamiento general es, que estamos celebrando el cumpleaños de Jesús y por eso hay tanta algarabía y emoción. Es una gran fiesta de cumpleaños celebrada por todo el mundo. Pero, ¿sabes tú que, si nos remontamos a los escritos originales de la historia del nacimiento de Jesús, la fecha correcta fue cerca del mes de octubre? Si, Jesús nació en octubre, donde tradicionalmente celebramos “Halloween”. Así que, si el motivo real es su cumpleaños, podemos comenzar a celebrar desde antes.
¿A dónde quiero llevarte? ¿Qué pensamiento quiero sembrar en ti al inicio de este nuevo mes? Quiero invitarte a poner a Jesús de moda. Si a Jesús, porque si Él vive en ti, si lo has conocido, si intimas con Él, debes conocer que en Él hay una continua fiesta. Él ama la gratitud, la alegría, la fiesta, los valores familiares, el compartir, el buen trato, el gozo continuo (de hecho, solo en su presencia hay eso, plenitud de gozo). Así que no lo dejemos solo para una época especial, vivámoslo a lo largo de todo el año y hagámoslo contagioso. Si te preguntan porque estás tan feliz sin aparente razón, contéstales como yo: “Porque Cristo vive en mí y esa es mi naturaleza”. No puede estar triste un corazón que tiene a Cristo. En nuestra vida siempre hay un motivo de gozo, un motivo de fiesta de celebración. El apóstol Pablo lo dijo en Filipenses 4: “REGOCIJAOS EN EL SEÑOR SIEMPRE. OTRA VEZ OS DIGO: ¡REGOCIJAOS!” Y siempre es siempre…
Declaro sobre ti el inicio de una nueva y hermosa temporada de gozo interminable y un mes de victorias y triunfos, de sorpresas y bendiciones. Y no olvides que el gozo del Señor es tu fortaleza
