Para efectos del calendario judío, en esta semana se celebra la fiesta de los panes sin levadura. Esta tiene sus inicios en la salida del pueblo de Dios de la esclavitud de Egipto y Dios los envió a dejar en Egipto la levadura del pan que utilizaban. Alguna de las cosas que representa la levadura es contaminación. La levadura es masa vieja, fermentada, que se añade a la nueva masa de pan para darle crecimiento. Con solo un poco de levadura es suficiente para alterar toda la masa nueva. Entonces, Dios estaba llevando a su pueblo a dejar todo viejo atrás, porque Él quería hacer grandes cosas con ellos. El pueblo necesitaba descontaminarse.
Y eso precisamente está Dios haciendo con su pueblo hoy, sacando de nuestra vida TODA contaminación. Y quizá piensas que me refiero a la contaminación del mundo, lo que tenemos acostumbrado a llamar como pecado. Pero yo me refiero a la contaminación que alguna vez nos añadió la misma iglesia: la religiosidad, las estructuras y pensamientos de hombres, las costumbres o practicas llenas de motivación y puro conocimiento humano, pero faltos de la dirección y del poder del Espíritu Santo, las practicas que nos llevaron a depender de un hombre para acercarnos a Dios y limitaron nuestra relación personal y directa con ÉL, la palabra del “ay bendito” que nos ha hecho movernos por emociones más que por convicción y compromiso con Dios, el dichoso refrán: “Dios sabe que yo…”, utilizado continuamente como una excusa para desprendernos del llamado y soltarnos de un mayor compromiso y entrega a Dios, como si Dios no conociera como serían nuestras vidas antes de escogernos y llamarnos en su propósito eterno. La falta del apropiarnos de su palabra como nuestra única verdad y amoldarnos a la palabra y costumbres de este mundo, lo que nos ha robado el poder y la autoridad que tanto le costó a Jesús en la cruz. Eso, entre algunas otras cosas viene a mi corazón ahora.
Hoy te invito a hacer introspección, es momento de tomar con mucha seriedad el tiempo que estamos viviendo. Todo está cambiando y el pueblo de Dios se tiene que levantar de manera diferente a lo que ha sido hasta hoy. Hoy tienes que verte como el pan del que otros comerán. Tienes que evaluar qué clase de pan quieres ser. Jesús nos advirtió acerca de la levadura de este mundo, y nos dejó claro que no somos de este mundo, por lo tanto, no podemos dejar que nos contamine, porque con solo un poco de levadura, es suficiente para contaminar toda la masa. Evalúa tu vida, tus pensamientos, tu proceder. Pide al Espíritu Santo hoy que te permita ver en tu interior aquellas cosas que hoy necesitan ser descontaminadas de toda levadura de este mundo. Él quiere que le preguntes y gustosamente te mostrará, porque quiere que seas un pan sin levadura, que pueda alimentar a otros con la palabra de vida correcta que otros necesitan escuchar. Escoge hoy como Jesús, ser un pan que lleva vida. Bendiciones.
