Desde mi tanque emocional-

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¿ Tóxico yo?

Parte 1

Ha habido un mensaje claro en mi espíritu en este tiempo:  Él (Cristo) entregó su vida por ella (la iglesia) 26 a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios.[a] 27 Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable. El anhelo del corazón de Dios es que todo nuestro ser en espíritu, alma y cuerpo, estén alineados para poder escuchar y recibir lo que el Espíritu esta hablando sobre sus hijos. Es por eso por lo que nos está enseñando a escoger lo correcto, porque la palabra está dada, pero es nuestra responsabilidad responder a ella y escoger correctamente.

Recordemos las palabras del apóstol Pablo cuando dijo:  Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica – 1 Corintios 10:23.

Y es que, definitivamente hay cosas (actitudes, costumbres) que no edifican, construyen o aportan a nuestra vida ni en la de quienes nos rodean. Llegar a una sana convivencia con todos y madurar en mi crecimiento integral como individuo es de suma importancia. Nuestro deber es amar a todos, y eso implica ser la persona con la identidad correcta y la madurez y que pueda proyectarla y manifestarla donde quiera que estoy.

Cada uno de nosotros necesita tener la capacidad de identificar aquellas personas o ambientes que alteran o afectan nuestras emociones. Pero, de la misma forma, es mi deber identificar si, como individuo, estoy influenciando las personas y las atmosferas que frecuento con la actitud correcta y así descubrir si soy parte del problema o de la solución.

Es importante que sepas que hay gente, a quien la sicología ha reconocido como “tóxica”, que viven a nuestro alrededor. Muy posiblemente ellos no se dan cuenta o no saben que lo son, pero los que están a su alrededor, pueden darse cuenta del efecto que estos provocan en el ambiente donde se encuentran. Así como existe gente contagiosa que irradia alegría, a quienes conocemos como “el alma de la fiesta”, porque dejan alegría y buen humor donde quiera que van, también hay gente “tóxica”, que hace todo lo contrario.

Poder identificar cierto nivel de toxicidad en otros, es bastante sencillo, pero si el tóxico soy yo, ¿cómo me doy cuenta? ¿Cómo estoy influenciando los que me rodean? ¿Cómo se siente la gente cuando está conmigo? ¿Es grata mi compañía para otros?  ¿De que cosas me encuentro hablando continuamente? ¿Cuánto me molesta que los demás no hagan lo que a mí me parece correcto? ¿Con cuánta frecuencia siento que la tienen conmigo? ¿Cuánto necesito que me reconozcan las cosas que hago? ¿Cómo me siento o cómo trato a las personas que siento que me aventajan en algo? Y algunas otras preguntas más que podríamos hacernos.

Si puedes identificarte o contestarte alguna respuesta que no te agrada en alguna de estas preguntas aquí expuestas, quiere decir que necesitas trabajar con tu tanque emocional. Hoy quiero dejarte saber que: Todo lo puedes en Cristo que te fortalece (Filipenses 4:13) y que, si Él ya se hizo para si mismo una iglesia sin arruga y sin mancha y te vio incluido en esta, es porque sabe que tu lo tienes todo a través de su victoria. Deja que tu ser y todos tus sentidos se alineen hoy al Espíritu, todas las herramientas están en Él.

No permitas que ninguna atmósfera, creada por el hombre, te pueda robar o mover de todo lo que Dios creó para ti en su perfecto amor y su gracia.  Todo lo que necesitas para superar cualquier situación, ya Él lo creo para ti.

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