Es posible que, si menciono a Juan, vengan a tu mente algunos datos de Juan el discípulo, tales como que, fue él quien escribió el revelador y poderoso libro (visión de Apocalipsis), y que fue conocido como el discípulo amado. La verdad es que, si bien es cierto que Juan recibió la revelación de Apocalipsis, también es cierto, si escudriñas las escrituras, que en el único libro donde Juan fue conocido o llamado “el discípulo amado”, fue en su propio libro, la epístola según San Juan. Ningún otro libro en las escrituras lo reconoce de esa manera.
Lo que sí se puede extraer de varios pasajes, es que Juan participó de muchos eventos importantes y significativos en la historia de Jesús en su paso por la tierra. De todos sus discípulos, el único que se presenta en la dura escena de la crucifixión fue Juan.
Esto llega a mi corazón y me hace reflexionar: Jesús amó a cada uno de sus discípulos. La palabra no habla de que él halla amado o preferido alguno sobre otro, incluso, cuando la madre de dos de sus discípulos se acercó para pedir trato especial en la silla del cielo para sus hijos, Jesús le contestó que eso no estaba en su potestad, e hizo de esto una enseñanza poderosa para sus discípulos – Mateo 20:20-28 (una historia que deberías leer).
Entonces, no fue que Jesús escogió a Juan por encima de sus demás discípulos, sino que Juan lo escogió a él (a Jesús), por encima de todo. Juan dejó todo, lo siguió hasta donde ya no había camino para andar. Incluso, después de la resurrección, Jesús llamó a Pedro a caminar con él y Juan no se les despegó, al punto que Pedro le preguntó a Jesús: Señor, ¿y que de este? Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tu – Juan 21:21-22.
Jesús conocía a sus discípulos, y sabía cuanto lo amaba Juan, por eso le entregó grandezas y el ser testigo de maravillas en los cielos. Pero, esa fue la clave – Juan ya había sido escogido, como posiblemente has sido escogido tú también, pero Juan prefirió a Jesús, por encima de él mismo, aun cuando eso le podía costar la vida. El PREFIRIÓ a Jesús antes que su vida y que todo lo que tenía.
¿Prefieres tu a Jesús? ¿Cuánto estás dispuesto a dejar atrás por él? La salvación, es gratis. Ser como Jesús y ser su discípulo, es maravilloso, pero te va a costar tu vida. El llamado es para muchos, es posible que estés sintiendo el llamado en tu espíritu, pero los escogidos son pocos, porque al final, son pocos los que pueden preferir a Jesús. ¿Qué prefieres tú? Piénsalo. La gracia sea contigo.
